Articulo/entrevista de Jens Mesa. (La unidad Gremial)

¿QUEREMOS SER PROTAGONISTAS EN EL ESCENARIO MUNDIAL?

Jens Mesa-Dishington, presidente ejecutivo de Fedepalma por 30 años, reflexiona sobre la importancia de la gremialidad. Hace un llamado al gremio palmicultor ecuatoriano a fortalecerse, a desarrollar sus capacidades e invita a buscar la unidad gremial latinoamericana. Esta entrevista se desarrolla a partir de su libro, Lo Gremial, pilar del desarrollo palme ro, en el que narra sus inicios, vicisitudes y aprendizajes en la vida gremial palmicultora en su natal Colombia.

Construcción permanente, así define usted la historia del gremio que preside. Hablando de la importancia de la unidad gremial ¿Cuál es la base fundamental para construir y fortalecer la unidad de un sector productivo?

Mi experiencia con el gremio palmero colombiano, desde lo que encontré cuando llegué hasta donde estamos hoy en día, me permite calificar esta gestión como un proceso de construcción permanente, porque venimos de menos a más en todos los sentidos. A mi llegada encontramos una problemática en el sector, frente a la cual nos pusimos en la tarea de encontrar soluciones estructurales para poder atender esta problemática, en varios campos. Y a lo largo de los años nos pusimos en el proceso de ir avanzando por ese derrotero que nos trazamos, desde luego en el camino fuimos haciendo ajustes de cosas nuevas que íbamos entendiendo mejor, para incorporar ese aprendizaje nuevo en ese proceso de construcción. Es así como el gremio palmero colombiano ha fortalecido su institucionalidad, ha crecido la base de miembros palmicultores en el país, tanto cultivadores o extractores de aceite de palma, se han multiplicado las hectáreas sembradas, se ha multiplicado la producción, hemos aumentado los mercados locales y nos hemos abierto a la exportación.

Por esta vía hemos avanzado y superado la problemática inicial, pero en el camino la realidad de la palma y del mundo han ido modificándose y se han presentado nuevos retos y no debemos cometer el error de pensar que porque ya hemos avanzado mucho podemos parar. Yo creo que el mundo sigue su marcha y nosotros también debemos seguir innovando dentro de la gremialidad, para ayudarles a los palmicultores a que cada día sean mejores, puedan resolver mejor los problemas a los que se van enfrentando y que puedan aprovechar mejor las oportunidades que esta gran agroindustria, la palma de aceite, nos ha venido brindando a muchos países que tenemos ese potencial productor a nivel mundial.

Definitivamente, entre más conocemos el negocio en el que estamos, la agroindustria que tenemos entre manos, el producto fruto de ese trabajo, podemos concluir que es un producto maravilloso, muy versátil, muy poderoso, muy competitivo y que sin ninguna duda tiene un liderazgo muy bien ganado y un espacio muy importante a nivel mundial.

Y, por lo tanto, yo no tengo ninguna duda de que la palma estará en los primeros lugares en el mundo, pero la pregunta que hago a muchos de mis compatriotas colombianos es si ¿Colombia quiere ser un protagonista en ese escenario mundial? Y yo diría lo mismo a Ecuador y otros países productores latinoamericanos, deberíamos preguntarnos ¿queremos ser protagonistas dentro de ese escenario mundial o no queremos aprovechar las oportunidades que hay? Pero eso no llega solo, eso no llega comprando la boleta -entrada- para un bingo, eso llega a partir de un trabajo juicioso, permanente y convocando toda la colaboración de quienes hacen parte de este sector en nuestros países.

¿Usted considera que el principal reto que un gremio debe enfrentar es ese pensa miento del “sálvese quien pueda”?

Eso depende mucho de las realidades que se viven en cada momento. En el caso Colombia no, para la época en la que yo llegué, la palma ya llevaba un poco más de tres décadas en el país, el modelo de desarrollo estaba suma mente focalizado en el mercado local, no había ningún horizonte ni visión hacia la exportación, tampoco había mayor entendimiento sobre muchos temas fitosanitarios; la historia nos muestra, en el mundo entero, que a me dida que las áreas de un cultivo crecen, también se multiplican las problemáticas fitosanitarias. De ahí la importancia de acompañar estos desarrollos agrícolas y agroindustriales con buenos programas de investigación e innovación, para sortear estas realidades.

Yo llegué a finales de los años ochenta y la realidad de entonces era que el modelo de negocio que el sector había venido trabajando por casi tres décadas, ya estaba agotado y era necesario replantear a fondo cómo se iba a enfrentar al futuro. Muchas personas, con una visión de corto plazo, al ver que el horizonte era tan oscuro, mantenían esa posición de “sálvese quien pueda”. Pero a partir del esfuerzo realizado por muchas personas y de enfocarnos en la necesidad de organizarnos bien y buscar soluciones adecuadas, fuimos encontrando el camino. Uno se sor prende al ver el ánimo de colaboración que hay entre todos cuando existen dificultades. Sin duda lo gremial puede ayudar también a unir voluntades. Hay que aprovechar esas circunstancias, de manera favorable, para avanzar en lo gremial porque sin duda en muchos de nuestros empresarios está la vena individualista, pero hay que saber cultivar ese de seo de colaboración, de empatía, de buscar la construcción como grupo, como gremio y en eso nos hemos enfocado por más de tres décadas.

¿Por qué es importante que los gremios contribuyan al conocimiento púbico de su cadena productiva?

El éxito de toda actividad está en la información y en el manejo que se haga de la información. Eso es válido a nivel individual, para una empresa y por supuesto para un sector o un país. Hay un extremo que es el ámbito privado (empresa) y otro que es el macro, el país o llamado lo público y en el medio de estos dos hay un espacio muy amplio que los gremios podemos llenar y es lo sectorial. Esta es la etapa intermedia entre lo empresarial y lo general. En la medida en que los gremios podamos desarrollarnos con más eficiencia y eficacia, tendremos grandes posibilidades de llenar un vacío que nadie más lo hace, con buena información y buen conocimiento.

En las actividades agrícolas uno depende mucho de los entornos particulares en donde opera. Europa tiene una situación distinta a la de Estados Unidos, distinta a la de Argentina, Brasil o distinta a la que tenemos en Colombia o que podrían tener en Ecuador, y es ahí donde se necesitan hacer esfuerzos de cono cimiento sobre la propia actividad y que pue de ser de interés no solo para un empresario, sino para una comunidad de productores que comparten ese entorno. Yo digo que es ahí donde el gremio, lo sectorial, puede sumar mucho uniendo esfuerzos colectivos en la misma dirección, para dar solución a todo; se aprovechan economías de escala, se pueden lograr soluciones para muchos con aportes pequeños de cada uno, mientras que si individualmente se propone hacer esos desarrollos les toca hacer grandes esfuerzos, invertir una importante cantidad de dinero y la rentabilidad de esos esfuerzos no es tan alta como si se hace en emprendimientos asociativos.

El gremio con una buena base de conocimientos sirve mejor a sus afiliados, pero también ayuda para transmitir al gobierno cono cimiento sobre la realidad de sus sectores y que a través de sus políticas públicas pue da ser más asertivo para las necesidades de éstos. Y por supuesto para otros grupos de interés como los medios de comunicación, la opinión pública, el sector salud, personas preocupadas por el tema de la alimentación.

En la medida en que haya un mejor conocimiento del gremio, del sector, del producto, se podrá llegar a ellos con mejor información, con información de calidad, oportuna y todo eso se traduce en confianza y en reputación.

Ese sentimiento de desesperanza que experimentó el sector en los 90s en Colombia ¿lo volvieron a sentir a causa de la pandemia del COVID 19? Y ¿cómo lo superó el sector (si es que ya lo superó)?

Cuando hablamos de mediano y largo plazo debemos entender que, necesariamente, la vida se mueve en ciclos. Hay ciclos favorables, normales y muy desfavorables y la desesperanza llega en este último.

Lo que nosotros hemos visto es que el nivel de desesperanza es mayor o menor, dependiendo de cuánto se prepare uno para las adversidades. Y normalmente, cuando alguien se ha preparado a conciencia, conociendo su negocio, sabiendo dónde pueden presentarse los problemas recurrentes, hay menos desesperanza, frustraciones y menos crisis. Eso es lo que hemos procurado hacer, en tender más nuestro negocio, conocer qué cosas son recurrentes, para estar prepara dos tanto en lo individual/empresarial, como en lo gremial y por supuesto el gobierno para que cuente con un marco de política estable para que ayude a los sectores a recuperarse. Y hemos visto que esto funciona, pero uno no logra prevenir absolutamente todo, surgen nuevas circunstancias para las que se debe contar con una buena caja de herramientas. Esto es ideas, innovación, capacidad creativa, que deben estar siempre listas para atender las situaciones y resolver problemas.

Hoy Fedepalma es una organización con mayores capacidades de las que yo encontré. Eso me alegra mucho, me llena de satisfacción, porque hemos avanzado positivamente y tenemos una organización más lista para servir y atender las necesidades de los palmicultores colombianos.

No solamente hemos vivido lo del COVID. Hemos tenido otras circunstancias, por ejemplo, hace tres años los precios internacionales estuvieron muy bajos y cuando empezaron a recuperarse llegó la pandemia; entonces, si estamos recurrentemente trabajando juntos podemos organizarnos rápidamente para enfrentar una situación como esta. Y lo hicimos reconfortándonos unos a otros, nos dimos ideas para saber cómo afrontarlo y poner en práctica los protocolos de bioseguridad para proteger a nuestros colaboradores, sus familias y las comunidades donde operamos. Acompañamos a las autoridades locales, que en algunos casos eran autoridades nuevas y sin experiencia, y con el gremio y las empresas pudimos ayudar a construir soluciones. Gracias a esta gestión que se realizó, y que todavía mantenemos, el sector ha podido trabajar de manera permanente, mientras que muchos otros sectores de la economía tuvieron que cerrar.

Tuvimos dificultades, pero ninguna de ellas llegó a convertirse en crisis porque estábamos preparados y pudimos aliviar la situación que se estaba viviendo. Ha sido muy reconfortante mirar que nuestra institucionalidad tiene la flexibilidad para atender nuevas realidades y de eso se trata, porque si bien el negocio maneja ciertos parámetros, hay muchas cosas nuevas que van surgiendo, en el ámbito de la comercialización, técnico y hacia futuro habrá nuevos desafíos que abordar adecuadamente y sentimos que tenemos la capacidad para hacerlo, basados en la experiencia que se ha vivido.

Durante estas más de tres décadas frente a Fedepalma ¿Cuál fue la crisis o el mayor reto que debió enfrentar y qué estrategia utilizó para superarla?

La crisis fitosanitaria ha sido el mayor reto que enfrentar. En el año de 1989, cuando ingresé a Fedepalma, me encontré con que las palmas se estaban muriendo y nadie sabía cierta mente a qué se debía. Unos decían que era por causa de bacterias, otros de virus, otros por manejo agronómico, había muchas hipótesis. En Ecuador estaban estudiado unas razones, en Brasil otras, en Europa otras más, es decir, era una Torre de Babel. Esto me motivó a insistir a los productores a que organicemos nuestro propio equipo de investigación, porque este no iba a ser un problema de corto plazo y sería necesario a futuro contar con esta unidad. Así creamos Cenipalma, para que se dedique de manera permanente a la investigación y buscamos las fuentes que lo financien.

Hoy tenemos un maravilloso centro de investigación, con gran reconocimiento nacional pero también internacional. Cenipalma se codea con los mejores centros científicos del mundo, nos visitan investigadores muy respetados a nivel mundial y tenemos ya estudios con resultados de impacto sobre la actividad palmicultora. Cuando yo llegué al gremio había 95.000 hectáreas y la gente decía que todas las plantaciones se morirían y en efecto eso pasaba, al igual que en Ecuador, Perú, Brasil, Surinam. Viendo eso decidimos que nosotros debíamos buscar la solución, nadie lo haría por nosotros, porque los centros de investigación en Europa cada vez hacían me nos y no podíamos comprar la información que necesitábamos en un supermercado. El gobierno colombiano tenía algo de investigación, pero cada día hacía menos, entonces dijimos: o los privados subsanamos eso o nos toca cambiar de sector.

Cuando vemos que Colombia está llegan do a 600.000 hectáreas sembradas de palma, después de que se nos han muerto más de100.000 hectáreas, estoy seguro de que ese ha sido el mayor desafío. Y recordando que arrancamos con 95.000 hectáreas, a lo que hoy tenemos, es porque algo hemos hecho bien y que además ha extrapolado a otros países de la región. Aprovecho para decirle al gremio palmero ecuatoriano que los necesitamos fortalecidos y que ojalá organice su propio programa de investigación, no para que compitamos sino para que trabajemos juntos y así avancemos más rápido todavía en esta maravillosa agroindustria.

Para Fedepalma su centro de gravedad es el desarrollo científico y tecnológico ¿Cómo un gremio, en Ecuador, por ejemplo, puede identificar cuál es el suyo?

Uno puede aprender por experiencia propia o por experiencia ajena y hay cosas que es mejor no vivirlas en carne propia. Pero, y lo digo con tristeza, parece que quienes estamos involucra dos en la agricultura necesitamos vivirlo en carne propia para entender muchas cosas.

Los palmicultores en Ecuador han podido conocer de cerca a Cenipalma y estoy seguro de que no tienen dudas de las bondades, pero la inquietud siempre está en ¿quién paga eso? ahí es cuando todo el mundo empieza a gaguear, a retroceder, a mirar para otro lado, porque al final del día la gente no quiere hacer los aportes y cree que eso está bien. Pero esto no se puede mirar como un gasto que al reducirlo se logre algo bueno. ¡No! a esto hay que verlo como una inversión y hay que entender que, como toda inversión, si se invierte poquito los réditos serán pocos, si uno quiere mayores réditos tiene que hacer mayores inversiones.

La investigación es una moneda de dos ca ras. La una es la investigación para solucionar los problemas y otra es la investigación para aprovechar oportunidades, para desarrollar un negocio más eficiente, más lucrativo y es ahí donde interviene una entidad como esta. Una entidad de investigación debe ser finan ciada por los productores y son ellos quienes deben darle las orientaciones y directrices de qué hacer.

En nuestro caso, el saber científico y tecnológico están ahí, pero está presidido de información y conocimiento. Si la información y el conocimiento existen, uno podría comprarla y quizás es hasta más barato, no haría falta duplicar el trabajo que ya está hecho, pero nuestra actividad es relativamente nueva en el mundo, los 50 o 60 años que llevamos no son muchos si lo comparamos con sectores como el arroz que es milenario; entonces debemos pensar que el tiempo que está por venir será mucho más largo que el pasado y que, por lo tanto, a futuro habrá muchas cosas nuevas que hoy ni las podemos imaginar. Debemos estar preparados para poder enfrentar esos nuevos desafíos con mejores capacidades. Hay cosas que ni nos imaginamos hoy, que se van a dar de oportunidad en el futuro y en la medida de las capacidades que tengamos, las vamos a poder aprovechar mejor.

Por tanto, lo que Ecuador tiene que desarrollar, sin ninguna duda, es una capacidad de encontrar soluciones y aprovechar oportunidades. El momento es el que va marcando a qué problemas nos vamos enfocando y a qué oportunidades también le vamos apostando y eso es lo que estamos tratando de hacer todos los días en Fedepalma a través de Cenipalma, identificando qué nos muestra el entorno.

Lo que hoy está investigando Cenipalma no es lo mismo que investigaba hace 15 o 20 años atrás, ya sea incursionando en nuevas áreas o profundizando en las mismas temáticas y esto nos permitirá atender los desafíos futuros. Por ejemplo, por mencionar algunos: cada día va a ser más difícil conseguir mano de obra barata para trabajar el campo y ese es un reto que tenemos en Colombia y Ecuador, entonces deberemos mecanizar la fuerza de trabajo y la pregunta que surge es ¿quién va a atender ese tema? ¿lo hará cada productor individualmente? O ¿dejaremos que otros vean soluciones para nuestro sector? Un sector con inversiones tan grandes como este, no se puede dejar en la deriva.

Se debe tener un programa muy organizado para ver cómo avanzar y reflexionar si lo es tamos haciendo de la mejor manera o podíamos hacerlo todavía mejor. Si miramos por ejemplo los teléfonos celulares, los que hoy tenemos ni los imaginábamos hace 5 años o ¿han pensado cómo se manejaría el mundo actual con los teléfonos celulares de hace 10 años? Evidentemente ahí ha habido cambios muy rápidos y yo me pregunto ¿será que podremos tener cambios de esa naturaleza en nuestra actividad palmera? Seguramente sí, pero eso solamente lo podremos descubrir si le apostamos a esos cambios, eso se hace con capacidades, con equipos de investigación fortalecidos. Y para esto se ha venido preparando el sector en Colombia.

Muchos podrán recoger migajas de lo que otros hacen, pero si uno no se compromete realmente a hacer lo que le toca hacer, no podrá cosechar bien. El sector palmicultor debe hacer lo mismo que cualquier otra empresa que se respete, en cualquier parte del mundo: invertir 3,4 o 5 por ciento de sus ingresos a temas de innovación ¿cuánto estamos invirtiendo las empresas palmeras en nuestros países a esos temas? En Colombia se invierte más que en Ecuador, por eso vale la pena preguntarles a los empresarios ecuatorianos ¿cuánto está invirtiendo? ¿qué creen que deben hacer para tener un sector de talla mundial?

Y quisiera dar un comentario adicional. No sé por qué algunos latinoamericanos tenemos el complejo respecto a que el conocimiento, y las mejores cosas, vienen de las metrópolis, yo creo que nuestra gente tiene la capacidad de crear cosas iguales que las que se hacen en la metrópoli. El problema que hoy tenemos es que la realidad de Europa, de Estados Unidos o de otros países desarrollados, es muy distinta a la de Ecuador o Colombia, por tanto, si nosotros no nos “ponemos las pilas” en cómo hacer mejor lo que ya tenemos, no nos sorprendamos si algún día el aceite de palma lo cultiven en Europa, con una planta genéticamente modificada o en un laboratorio. Si nosotros queremos seguir siendo protagonistas, tenemos que seguir preparándonos, innovando y hacer más cosas por nosotros mismos, no esperar que otros nos las hagan.

Ecuador se alista a estrenar un presiden te, contrario de la corriente política de sus antecesores ¿Cómo construir, desde el principio, una relación favorable con el gobierno? Tomando en cuenta que el éxito gremial depende, en gran parte, de la articulación con ese actor.

Sin meterme en política, creo que nuestro campo es la política gremial, no la política partidista, pero sí debo expresar que me alegro mucho con los cambios que se avizoran en Ecuador y que apuntan a que la democracia ecuatoriana y la libertad de empresa se fortalezcan; señaló esto porque esos son principios fundamentales para el progreso de los países. La democracia liberal le ha demostrado al mundo, con creces, que a pesar de sus imperfecciones es el sistema político que mejores resultados le ha dado al mundo, es el sistema político que más ciudadanos ha sacado de la pobreza a nivel mundial y por eso hasta China, a pesar de su mencionado Comunismo, hoy en día la práctica. Eso hay que celebrarlo.

Uno como empresario tiene que entender que en nuestros países las necesidades son muchas y más que irle a pedir al gobierno, el sector empresarial tiene que ir a ofrecer y la pregunta es ¿qué le puede ofrecer Propalma al gobierno ecuatoriano, para ayudarle a desarrollar el campo en nuestro sector? Me parece que esa debería ser la actitud para poder construir una relación, lo más fructífera posible. Desde luego, tendrán que venir apoyos del gobierno hacia el sector, pero eso serán derivados de la oferta que el sector le haga el gobierno.

Desde su experiencia de más de tres décadas ¿Qué recomendación/consejo les daría a los jóvenes ejecutivos que hoy lideran asociaciones gremiales y que podrían sentir que su labor es casi como la de un Kamikaze? (así como se refirieron de usted en los inicios de Fedepalma)

Yo sí creo que, en países como los nuestros, en todos los sectores hay mucho por hacer. Entonces debemos tener una disposición de construcción permanente, versus lo que piensan algunos, de defender un statu quo. Nuestro sector tiene tantos frentes por atender, que lo que se debe hacer es ponerse a trabajar en construir las soluciones o la búsqueda de oportunidades. Lo primero que yo les diría a estos jóvenes ejecutivos es: ¡Pónganse a trabajar! Porque este no es un trabajo fácil. En segundo lugar, les diría que es necesario conformar buenos equipos de trabajo, comprometidos con la causa, que realmente vibren con lo que están haciendo, pero equipos muy bien calificados. Puedo decir con orgullo, que en Fedepalma todos los colaboradores han llegado a la federación después de un juicioso proceso de selección, aquí no traemos a los amigos por ser amigos, aquí ingresan los que tienen las mejores capacidades.

Menciono esto porque en los gremios se busca emular lo que sucede en la política pública, que llegan a gobernar con los amigos así no tengan capacidades ni condiciones para hacerlo. En nuestro sector se deben conformar equipos idóneos, pertinentes para esas realidades que hay que manejar; y también les aconsejo que se rodeen de la experiencia, porque la experiencia no se improvisa. Es muy bueno tener los bríos de la juventud, pero también se requiere la reflexión y reposo que da la experiencia y en el sector hay palmicultores que han vivido muchas situaciones y que estarían dispuestos a dar un buen consejo. Este sería lo que las tribus indígenas llaman “el consejo de ancianos” (no por una cuestión de edad sino de experiencia) entonces a ellos hay que ponerlos a jugar en otro rol. Puede que ya no estén en la primera línea del campo de batalla, pero eso no significa que ya no se los tome en cuenta, hay que aprovechar el conocimiento y trayectoria de estas personas para beneficio de lo que se deberá construir hacia adelante.

¿Otros temas que se estén quedando por fuera?

Yo creo que los latinoamericanos, con los problemas que hemos tenido, por ejemplo en el campo sanitario, hemos venido desarrollando lo que se conoce como Híbridos Interespecíficos OxG, estos son palmas ligeramente diferentes a las palmas convencionales que hemos sembrado y el aceite tiene características y propiedades también distintas, no son exactamente iguales; allí hay muchas oportunidades de diferenciar la palmicultora latinoamericana del futuro y eso se puede lograr con conocimiento, con mucho trabajo en mercadeo y estrategias de comercialización, enfocadas en los mercados locales como en los de exportación. Ahí hay oportunidades de trabajo conjunto.

Por otro lado, la conquista y sostenibilidad de los mercados de exportación también es un espacio para hacerlo juntos, porque si uno mira el mercado de Colombia o de Ecuador frente al tamaño del mercado mundial, todavía somos muy pequeños y estoy seguro que juntos nos iría mejor, pero para lograrlo esos objetivos es necesario renunciar a ciertos individualismos y considero que ahí hay campos de cooperación para los palmicultores de los países latinoamericanos, para que realmente entendamos el potencial de todo lo que tenemos.

Un mensaje a los palmicultores de Ecuador

Un agradecimiento por todos los aportes que han compartido con el sector colombiano y que nos han servido como aprendizaje a lo largo de los años. Una buena parte de la tarea gremial de Fedepalma la hemos hecho de la mano de los colegas de Ecuador, no todo aquí ha sido esfuerzo propio, ha habido muchos caminos que hemos transitado juntos. Tengo admiración, agradecimiento, reconocimiento hacia muchos ecuatorianos palmicultores, y otras personas, que han trabajado por la gremialidad del Ecuador. Pero también hago una invitación a todos los palmicultores a que se agremien en una sola unidad, Ecuador es muy pequeño como para tener varios gremios. Considero que hay que buscar tener un solo gremio, un solo frente de acción, esto es más eficiente. Pero eso exige despojarse de protagonismos individuales y estoy seguro de que, con toda la tarea que hay por hacer, habrá suficientes plazas desde ese frente unido para darle espacio a todos los que quieran tener protagonismo.

Con un frente unido Ecuador podrá hacer mucho más. Si ahora es el momento de Propalma, pues le deseo muchos éxitos en lograr esa unidad y liderazgo gremial en Ecuador. Reitero, en que lo gremial hay que hacerlo pensando con generosidad, porque nos toca incorporar esa diversidad de pensamientos dentro del sector. El gremio es como una orquesta, que produce buena música por la variedad de instrumentos que está tocando, una orquesta de iguales no suena bien, lo que se debe buscar es la armonía. En la gremialidad hay que buscar cómo poner en sincronía los ímpetus, las ideas de los unos y los otros, para avanzar en los propósitos como sector.

Le deseo mucho éxito a Propalma, cuenten conmigo. Espero seguir vigente mucho más, desde muchos otros roles. Fedepalma estará en un proceso de transición en lo que resta de este año 2021 y ya nos veremos más adelante.